Fue terrible, realmente. Terrible para ella. Porque el chab�n la dej� plantada, pero plantada de verd�, no en sentido figurado. La dej� con medio cuerpo en tierra. Quer�a que creciera m�s, era demasiado petisa para el gusto de �l. Y le echaba agua a cada rato, y abono. La ten�a adentro de la casa, en un macet�n. Le hab�a puesto una pantalla en la cabeza, adem�s, y una bombita atornillada en la boca, para que sirviera como l�mpara, tambi�n. �l se le sentaba en un sill�n, al lado, a leer. Le�a durante horas. Le gustaban las novelas er�ticas y los libros de marketing. Tambi�n, de vez en cuando, le�a sobre visual basic y turbopascal. Despu�s de unos meses ella dio a luz un hijo. Pero lo dio a luz de verd�, no en sentido figurado. Lo dio a la luz de la bombita que ten�a atornillada en la boca. Y la luz lo proyect� sobre la pared donde estaba la biblioteca. Entonces un d�a, cuando �l quiso sacar para leer un libro, que encontr�. Encontr� pa�ales. Pa�ales descartables. Y eran pa�ales descartables que ya hab�an sido descartados. El los quiso descartar, tambi�n, pero le fue imposible. No se dejaban descartar por segunda vez: eran pa�ales descartables pero descartables una sola vez. Entonces, desesperado, �l le sac� a ella la bombita de la boca y le pregunt� qu� pod�a hacer, Ella, que era experta en relaciones p�blicas, le dijo "d�me su tel�fono; yo lo llamo a la brevedad". �l fue a buscar el aparato, que estaba en el dormitorio, y se lo dio. Ella entonces lo quiso estrangular con el cable. Pero no pudo, porque era un tel�fono inal�mbrico. Y se lo tuvo que tragar. Entonces qu� pas�: son�, el tel�fono. Era la hermana de �l, que llamaba. Y ella, a pesar de que ten�a el tel�fono en el est�mago, atendi�. Porque como era ventr�locua pudo hablar lo m�s bien. Y le cont� a la hermana de �l todo lo que hab�a pasado. Ella, que viv�a en la otra cuadra, enseguida fue. Pero cuando entr�, no vio ni al hermano, ni a la cu�ada, ni al sobrino. No quedaba nada ni del macet�n, tampoco, ni del sill�n, ni de la biblioteca. Quedaba la televisi�n, nada m�s. Y estaban dando una telenovela que se llamaba Corned Beef. Iban por el primer cap�tulo, reci�n. Se trataba de un matrimonio que �l era vegetariano y ella no. Pero no porque comiera carne; ella no com�a carne ni vegetales. Com�a minerales, nada m�s. Entonces la mujer no pod�a entender porqu� se llamaba Corned Beef, la novela. Quiso llamar al canal, pero en la casa no encontr� el tel�fono. Entonces se decidi� a ir. Tom� un taxi y le dijo al chofer "al canal". Y �l entendi� mal, la llev� a otro tipo de canal. Un canal que hab�an hecho para irrigar unas plantaciones, en las afueras de la ciudad. Y la mujer, cuando lleg�, vio que en las plantaciones no crec�a trigo, ni ma�z, ni nada de eso. Crec�a su cu�ada, nada m�s. Y en medio de todos los brotes, hab�a un espantap�jaros, que vigilaba, ah�, quietito, mirando la parte de atr�s del horizonte. Y era el hermano, el espantap�jaros.

("Plantada", de Leo Masliah)